Calet agarra la Belle Époque por banda y la tritura a base de chinches, miseria, palizas e intercambio de fluidos. Hay mucha mierda en el libro, como existió en realidad, y las etiquetas de "escatológico y obsceno" pueden conducir a engaño. La escatología es la cotidiana, y tiene su función: meterte en contexto. Si la madre de Calet limpiaba váteres para sobrevivir, no vayamos a pensar que precisamente allí olía a flores. La obscenidad no la veo yo por ninguna parte: hay putas, polvos y onanismo... miren a su alrededor, mesedez. Calet cuenta sus primeros veinte años de vida en suburbio parisino -su versión de la Primera Guerra Mundial es impagable- con un estilo llano, directo y conciso al que se le escapan metáforas e ironías que terminan por hacerte desear que hubiese seguido con su autobiografía. Editado por primera vez en castellano por una editorial desconocida para mí y que -eso sí- debe revisar un pelín más los textos. Dicho todo ello, me ha encantado. Merci, Henri.
NOTA DE PRÉSTAMO: asequible en papel y amortizado, a pesar del par o tres de erratas.
Recomendación: a gustosos de relato realista de principios de siglo en suburbio de París.
NOTA DE PRÉSTAMO: asequible en papel y amortizado, a pesar del par o tres de erratas.
Recomendación: a gustosos de relato realista de principios de siglo en suburbio de París.
Me gusta. La escatología es cuestión de contexto, si no es gratuita, puede ser un elemento poderoso para sacudir al lector o simplemente ayudar a crear imágenes que pervivan en la memoria, nunca olvidaré la descripción del mercado de "El perfume".
ResponderEliminarSobre las erratas, a veces he pensado que lo suyo es denunciarlas con página y apellido, por si los editores alguna vez se leen las reseñas.
Un abrazo,
Sonia
Exacto, aquí no es gratuita, va con la mugre y la pobreza. Y respecto a lo otro... coño, pero hacerles el curro gratis... Pas, merci!! ;-P
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