Qué bueno tiene que ser un texto de cincuenta minúsculas páginas para soportar una lectura 67 años 67 de la ganadería de Nueva York sin despeinarse. El texto aguanta el tiempo que le echen porque el estudio sociológico, las organización urbana, las razas, las diferencias abismales entre ricos y pobres están ahí. Y la referencia a la relación entre la ciudad, la muerte y los aviones escrita en 1947 sólo añade un temblor del siglo XXI. Por estar está hasta la mala leche del autor al ver tomada Central Station por la Coca-Cola. Ahora te entra al ver la tienda de Apple. Sólo cambian las marcas. Más vale leerlo cuatro meses más tarde que nunca.
Recomendación: a enamorados de NY.
NOTA DE PRÉSTAMO: Recién reeditado, lo tenía fichado desde mayo. Amortizadísimo.
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