Ya dije en la Esquina cómo llegué a este libro y cómo su autor se encuentra encerrado en dependencias militares por escribirlo. El teniente se disculpa varias veces en el prólogo porque esto de escribir no es lo suyo. Hace bien, hace bien. El valor literario del libro es, en mi humilde opinión, bastante escaso. Esa manía de describir apoyándose en películas resulta molesta, mi teniente. Las reiteraciones tampoco ayudan. Los golpes de efecto hollywoodienses, las descripciones de personajes y las de relaciones de pareja no son para echar cohetes precisamente. Yo le daba aprobado en lo que más domina: el ambiente castrense. El valor del libro es otro: su función. La de denunciar lo más verosímil del relato: los bailes de cifras mangoneadas, la bazofia que comen los soldados para que los de arriba tengan jacuzzi y deportivo. El clasismo, el facherío. La absoluta ausencia de transparencia, la imposibilidad de conseguir nada vía jurídica. La corrupción obscena y endémica en una institución todavía más impune que las del resto del país. Y eso es mucho decir.
Recomendación: A gustosos del funcionamiento interno del ejército español. A interesados en corrupción a mansalva. Barra libre. Invita la casa.
NOTA DE PRÉSTAMO: Quería tenerlo. Ojalá algo vaya para la defensa del autor. Imperdibles las recomendaciones para renovación del Ejército en una carta final y el apéndice de noticias en los medios relacionadas con todo lo que denuncia el autor.
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