• Queridos Reyes Magos

Queridos Reyes Magos: 
Aunque yo también sé hacer resúmenes del año lo que más me interesa es daros pistas fiables para la consecución de vuestros objetivos el próximo día seis. Y mi lista, muy cortita, -soy de buen conformar- nace de mis idas y venidas a la biblioteca pública, donde, gracias a Dios o al Big Bang, pude tomar prestados truñazos del tipo Historia de un matrimonio, El hijo de Noé, o ese sinvivir que es el Fin del tal Monteagudo y devolverlos con una sonrisa maliciosa. También les endilgué, más que donar aquello fue lanzar una granada en la sala de lectura,  y para mayor alivio de mi estantería, la Sangre derramada que inconscientemente compré en verano. Disfruté de lo lindo agenciándome mi ración anual de novela negra con lo primero de Tana French, y lo último de John Connolly y Jo Nesbo. Un trío de ases que merecía la pena. Me alegré de veras haber apostado por Kirmen Uribe, aunque haya leído reseñas que le ponen a parir... claro, a ellos no se les saltaban las lágrimas al recordar a sus mayores, que ya no están, haciendo los gestos que se describían en la novela. Me importa un comino, yo ya la tengo. Los discursos de Gabo iban a caer de un quinto piso y ahí están, en la balda dedicada al maestro. No tenía estómago para esperar. Así que sólo os pido dos libros: La canción del cielo, porque me gustaría tenerlo, y, sobre todo  Las correcciones, de Franzen, porque es un pedazo de libro, hay que tenerlo, y porque estoy atascada y ya no puedo renovar más el préstamo; estoy al límite y he agotado hasta el tiempo del carnet de mi hijo de siete años. No se puede caer más bajo, lo sé, pero es que el  bloqueo es ya psicológico. Leer a Franzen es como mirarte al espejo mucho, muuuuucho rato y yo a los diez minutos ya me harto de mí misma.

Como me la jugué y gané la mejor lectura del año y una de las mejores que he saboreado, no tenéis que regalarme La vida entera, me observa en este momento desde mi humilde biblioteca. 

Un abrazo a los tres,

Deborahlibros.

P.D. Ya que os pido poco, "estiraos" y regalad subvenciones a las bibliotecas públicas, es que sus jefes no creen en ellas y están como abandonadas. Gracias.

5 comentarios :

  1. Veo que lo olvidaste, veo que olvidaste pedir este objeto. Todavía estás a tiempo.

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  2. Supongo que sabes y que habrás hecho en más de una ocasión que las bibliotecas soportan las desideratas de sus lectores. Yo, de esta manera he pedido muchos libros y casi siempre acceden y los compran.
    Ah, lo de tu hijo me parece caer muy bajo. Yo no lo puedo hacer con el carnet de mi hija de 7 años porque es una zagalilla pero no se me había pasado por la cabeza hacerlo con el de mi hijo. Ummmmm
    Con Franzen me pasó algo similar. Después de una renovación lo acabé dos días antes de que cumpliese.

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  3. ¡Pero si hay hasta camisetas!
    I -pomodoro- my time!!!
    Venga, emprendo la tarea con ánimo renovado. A ver si este fin de semana consigo avanzar algo.
    Y, sí, practico el "desiderating", el problema por esto lares es la escasa liquidez, que suplen los bibliotecarios con buena voluntad, imaginación y selección propia de "groumets". Lo del carnet de mi hijo se debe a la buena gente que me atiende... prueba, prueba, a ver si cuela, ;-))

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  4. Siempre queda el recurso de apuntar a la familia al resto de la familia e ir renovando el libro una y otra vez. Aunque desde luego este asunto de que un niño de siete años tenga pedido el libro de Las correcciones de Franzen me parece bastante cómico.

    Un saludo y que tengas buenas lecturas.
    V.

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  5. ¡Gracias, Vigo! El asunto te da idea de mi situación desesperada... entre tú y yo: no lo he terminado todavía. Tengo media reseña hecha, eso sí. Buenas lecturas para tí también. ¡Salud!

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