• Bilbao-New York-Bilbao, de Kirmen Uribe

Para llegar a un destino hay que elegir un trayecto, y para eso es imprescindible saber dónde está uno y de dónde viene. Uribe recompone el camino de tres generaciones de su familia pero no con el formato convencional, no tenemos una narración continuada ni una línea temporal cronológica, sino una serie sucesiva de saltos engarzados dentro del viaje a Nueva York en avión que realiza el autor. La composición de la narración es un mosaico de historias, epístolas, e-mails, noticias, recuerdos e información que toman forma armónicamente. Sin miedo a la meta-novela, a hablar de la construcción de la novela en la obra misma. Hasta ahí el continente. Lo que destaca del contenido es la necesidad perentoria del autor de expresar, de poner en papel las cosas que deben decirse de un modo u otro, ya sean sentimientos hacia los tuyos, o formas de vida extinguidas. Al mismo tiempo, el libro es un verdadero homenaje a la vida marinera, al euskara y a las viejas costumbres. Sin embargo no acaba agarrado al pasado, el buen sabor que deja se debe al deseo de querer mirar hacia adelante y abrazar lo diverso (lenguas, razas, personas) y no temer abrir las ventanas de tu casa y enseñar sus rincones a todo el mundo. Abrid los balcones, que decía Lorca, a un pedazo de libro.

Recomendación: a cualquiera que guste de historias del mar repasando el último siglo a través de una familia de arrantzales de Ondarroa.

NOTA DE PRÉSTAMO: Me lo he comprado.

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