• Burlando a la parca, de Josh Bazell

El argumento de entrada ya llama la atención: Un médico en el programa de protección de testigos resulta ser un ex-matón de la mafia newyorkina a quien reconoce un paciente de la cosa nostra. La novela es salvaje y descarada, registro muy (muy) coloquial, pero sobre todo original. Hay pasajes sanguinarios que obligan a arrugar el ceño, tarantinianos, diría yo; y muchos otros tan inverosímiles que resultan surrealistas, pero el sentido del humor, corrosivo y brutal, no abandona el libro en ningún momento. El autor aprovecha para repartir leña contra los sistemas judicial y médico norteamericano, pero es ésta última profesión la que se lleva la peor parte. No me extraña que haya sido un pelotazo, resulta difícil encontrar algo fresco dentro de un género tan trillado como es el negro.


Recomendación: A quien quiera evadirse con novela pseudo-negra un tanto bestia. Engancha y divierte. No apta para estómagos delicados ni hipocondríacos.

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